Ante la intentona golpista en Brasil
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La toma de la Casa de Gobierno, la Suprema Corte de Justicia y el Parlamento, en Brasilia, por una horda fascista llamando a un golpe militar, con el argumento de un supuesto fraude electoral y el peligro del socialismo con el que identifican al presidente Lula y al PT que lejos están de serlo realmente, es un paso más en una campaña que se venía promoviendo a través de acciones recientes como la toma de una comisaría, el intento de atentado a un aeropuerto, cortes de ruta y sobre todo con los campamentos frente a los principales cuarteles que persistieron durante meses.
Esta campaña fue sustentada políticamente por la prédica del propio fascista Bolsonaro y su partido que estuvo al frente de un gobierno militarizado, quien resistió aceptar el resultado electoral, no traspasó la banda presidencial y huyó cobardemente antes a los EE.UU donde lo cobija su amigo el fascista Trump, que impulsó hace dos años la toma del Capitolio.
Esta acción que contó claramente con la complicidad de sectores de la policía y de la seguridad estatal, buscó golpear al gobierno recién instalado y como hemos visto muchas veces en nuestro continente, estas intentonas golpistas ‘’fallidas’’ le permiten a quienes trabajan en esa dirección medir las reacciones en el interior de las FF.AA, en las masas populares y a nivel político en el plano nacional e internacional, para dar los siguientes pasos con más seguridad.
Seguramente atrás de estos hechos están los sectores más reaccionarios del capital financiero brasileño e internacional, particularmente los capitales vinculados al agronegocio exportador y sectores militares muy vinculados al bolsonarismo que deben haber tenido mucho que ver también con la llamativa inacción represiva ante los preparativos y la propia toma de los edificios mencionados.
Estos hechos son parte del avance del fascismo como reacción de las clases dominantes y el imperialismo ante el auge de las luchas de los pueblos, que resisten pagar el costo de la crisis económica, luchas que se vienen reflejando en el propio terreno electoral, donde coronan en general gobiernos del llamado progresismo con sus distintas variantes y limitaciones, en nuestra américa.
Ejemplos de esto fueron el golpe de estado fascista en Bolivia contra el gobierno del MAS y del presidente Evo Morales, golpe que se logró derrotar aunque el fascismo arremete nuevamente, y el reciente golpe parlamentario contra el gobierno del presidente Castillo en Perú que está siendo resistido heroicamente por el pueblo hermano con decenas de muertos y cientos de heridos en las calles.
Esto se expresa también políticamente con la aparición de partidos de ultraderecha fascistoide en varios países del continente y de Europa, lo que refleja claramente también el agravamiento de las contradicciones del sistema capitalista-imperialista.
En Uruguay hoy tenemos a Cabildo Abierto y su líder el ex-comandante Manini Ríos, como parte importante de la coalición de derecha en el gobierno.
Ante esta situación llamamos a la clase obrera y el pueblo al repudio del golpismo fascista y la solidaridad con las luchas de la clase obrera y el pueblo hermano del Brasil.