Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Herramientas Personales

Navegación

Usted está aquí: Inicio / 2020 / SÓLO LA REVOLUCIÓN PUEDE ENTERRAR AL CAPITALISMO

SÓLO LA REVOLUCIÓN PUEDE ENTERRAR AL CAPITALISMO

CONSEJO EDITORIAL DE TEORÍA MARXISTA, Mayo de 2020

 

El capitalismo está en una crisis existencial y esta crisis se está intensificando con la pandemia de coronavirus. La burguesía está haciendo sus propios planes para salir de esta crisis. Los estratos intelectuales pequeñoburgueses piden el rescate del capitalismo. Como marxistas-leninistas, hemos preparado este manifiesto para cumplir con nuestra tarea y responsabilidad de llamar a la clase obrera y lxs oprimidxs.

 

SÓLO LA REVOLUCIÓN PUEDE ENTERRAR AL CAPITALISMO

Antes de la pandemia el capitalismo ya estaba en una gran crisis. El sistema capitalista, que acumulaba pobreza, desempleo y muerte por miles de millones por un lado, y una enorme riqueza para un par de parásitos por el otro, estaba siempre luchando por crecer, produciendo aún más y más desigualdad. La pandemia agudizó aún más todas las contradicciones de este orden. Al principio, los virus mortales fueron transportados desde la vida silvestre a la vida social a través de la deforestación. A pesar de todas las advertencias, la lucha contra la pandemia comenzó meses después. Cuando comenzó el brote, lxs pobres fueron privadxs de los servicios de salud preventivos y curativos necesarios. Incluso, como no tienen capacidad ni para producir ni consumir, se les dejó morir a la población vieja. En muchos lugares se han declarado toques de queda para mantener la distancia física, pero las fábricas, los sitios de construcción, las minas y los talleres donde miles de personas trabajan codo a codo se han mantenido lo más abiertos posible, y cientos de millones han sido enviadxs a la muerte. Millones han sido despedidxs donde no fue posible continuar con la producción. Para las mujeres la cuarante significa quedarse con violencia masculina y explotación sexista. Casi todos los estados han asignado billones de dólares en paquetes para salvar a empresas. Mientras tanto los apoyos de ingresos y las ayudas proporcionadas a lxs trabajadorxs han seguido siendo una gota en el cubo.

El proceso de pandemia nos mostró una vez más que el sistema capitalista monopolista y los estados burgueses han perdido por completo su capacidad para resolver los problemas creados por ellos mismos. Si bien se hizo visible para todxs que la burguesía es una carga que se debe quitar de los pies de la humanidad, se ha revelado a fondo que la creadora y la multiplicadora de valor es la clase obrera, no las máquinas, los empresarios, los bancos. La historia ahora pide una voz mucho más fuerte para que lxs trabajadorxs actúen como vanguardia de la nueva sociedad y el sepulturero del capitalismo, uniendo a todxs los trabajadorxs y lxs oprimidxs a su alrededor.

La colaboración de clase salva al capital, no a la humanidad

Hoy, los monopolios, la burguesía mundial y los estados burgueses están llenos de miedo de la revolución. Parece que las clases medias de los países imperialistas, y especialmente las capas de inteligencia pequeño burguesas alimentadas por el sistema, también tienen prisa en proteger el orden. Un aspecto fundamental de la preparación para la revolución por parte del proletariado mundial y lxs oprimidxs es neutralizar esta ideología y política de cooperación de clase liberal-izquierda.

Este sueño que se apoya en la ideología de la cooperación de clase proviene de las concesiones hechas por el capital monopolista a su propio proletariado en Europa después de la II. Guerra imperialista de reparto. Sin embargo, lo que hizo posible estas concesiones no fue el "humanismo" del capitalismo, sino el pánico de evitar la influencia revolucionaria de la URSS y la existencia del campo socialista en el proletariado de los países imperialistas. Hoy la clase capitalista está liberada de todos estos "obstáculos". Bajo la presión de las crisis a las que está destinado y los mercados que se están agotando, el capitalismo ha alcanzado el último punto de su agresión con el motivo de la ganancia máxima, y ahora sólo puede crecer no más avanzando, sino "explotando hacia adentro" . Las tasas de ganancia históricamente decrecientes llevan al capitalismo monopolista a derramar sus ganancias no a la reproducción, sino a los mercados imaginarios de capital basados en el robo del futuro. Lo obligan a la comercialización de bienes y servicios públicos y la eliminación de los derechos sociales, políticos y sindicales, a la ocupación y la explotación más brutal del proletariado en los países con mano de obra barata tanto como al saqueo ilimitado de la naturaleza.

Desde este punto de vista, mientras la propiedad de los medios de producción y el poder político pertenezca a la burguesía, la lucha por el "lugar de trabajo democrático" no es un objetivo en sí mismo, sino que solo puede tener sentido basándose en la lucha para la toma del poder. Solo con esta dirección, los "consejos de trabajadorxs" pueden funcionar como un medio de control sobre la producción y como una herramienta en transición para asumir el liderazgo por parte de la clase obrera. Debido a que el capitalismo es un modo de producción que subordina todas las relaciones de producción distintas de sí mismo, y luego las destruye y las absorbe, solo se puede hacer que la fuerza laboral deje de ser mercancía no de manera limitada a unos ciertos sectores, pero en total – y esto significa la desaparición del modo de producción capitalista. Los intereses de los monopolios en el ganancia máxima les impiden emprender las inversiones de alto costo requeridas por las energías renovables. Por esta razón, la crisis climática solo puede prevenirse verdaderamente con el derrocamiento del poder de la clase capitalista. Dado que el capitalismo no solo depende del trabajo asalariado, sino también del trabajo doméstico, y por esta misma razón reproduce la dominación masculina una y otra vez, la revolución de las mujeres solo puede ser una garantía de verdadera igualdad y libertad cuando se cruce con el colapso del capitalismo.

Debemos saber bien que no podemos confiar en que los estados burgueses limiten a los monopolios. Incluso el estado burgués más socialdemócrata en la crisis tendrá que salvar el capital primero, ya que la bancarrota de los monopolios que se han apoderado de todas las fuerzas productivas de la sociedad y toda su riqueza, dejará a millones de hambrientxs y desempleadxs. Cualquier coerción por el contrario, digamos impuesto al patrimonio, decisión de nacionalización, etc., hará que los jefes huyan con todas sus propiedades en el equipaje por las puertas fronterizas abiertas o que pasen directamente al ataque. Es en nuestra memoria reciente que lxs socialdemócratas, que llegaron al poder en Europa con el discurso de "limitar el capital", en la crisis de 2008 a través de políticas de austeridad lxs hicieron pagar la factura de estos paquetes de rescate a lxs trabajadorxs para salvar a las clases capitalistas. Hoy, se está tomando exactamente el mismo camino.

La revolución socialista es la única forma realista de liberación de la humanidad.

Como la ciencia y la historia nos dicen que la clase que posee las fábricas, tierras y bancos decidirá todo; que estas decisiones siempre tendrán que estar en contra de nosotros, y que esta clase no puede estar limitada por leyes y elecciones, nos queda solo una opción para una vida decente: la revolución socialista, en la cual el poder de la burguesía será derrocado por la fuerza y los medios de producción serán transferidos a la propiedad social. En el socialismo, la producción y distribución se realizará no con fines de lucro, sino para la sociedad, y la sociedad tomará la decisión de qué, cuánto, cómo y cuándo se producirá. Donde no haya ganancias, no habrá crisis, la fuerza laboral dejará de ser una mercancía, se proporcionará pleno empleo y el excedente que produzcamos se invertirá en beneficio de la sociedad, pero no para las bolsas de valores. Como mujeres, nuestras demandas de igualdad y libertad tendrán una base material.

La revolución puede parecer un sueño para muchxs de nosotrxs. Sin embargo, solo hay un sueño: esperar del capitalismo que tome medidas que favorezcan al medio ambiente y a las personas. Incluso el socialismo fundado en las condiciones más desfavorables, es diez veces, cien veces más humanitario que el capitalismo más próspero y democrático. Sin lugar a dudas, la revolución es un acto histórico extremadamente violento en el que una clase destruye, desposee y aplasta a la otra con sangre. Sin embargo, nuestro hambre, la pobreza, la discriminación, la deuda, el sexismo, la desigualdad, el racismo, la pandemia, el saqueo, la opresión y guerras que sufrimos no contienen menos violencia que la acción revolucionaria. Para la clase obrera, la revolución será un acto de obligar a otros a pagar el precio, no a sí misma.

No permitamos que nadie nos engañe. Aquellos que toman como base la colaboración de clase, pero no la contradicción irreconciliable entre clases; cubriendo el hecho de que la cuestión no son las políticas económicas efectivas, sino tomar el poder político; pidiendo a los patrones y sus estados que tomen medidas, pero no a la clase obrera para organizar la revolución; diciendo que quieren un orden social diferente sin estar capaz de decir la palabra "socialismo", protegen objetivamente los intereses de los monopolios, no la clase obrera y lxs oprimidxs. El capitalismo está cayendo. Lo que hay que hacer no es repararlo, sino colgarlo de las vigas. El proletariado mundial debe mantenerse consciente de que la revolución socialista es la única opción real, racional y posible para la humanidad, y debe comenzar a organizarse en partidos que reclamen la revolución, liderando a todxs lxs oprimidxs, y prepararse para la lucha final en la que el capitalismo será enviado a la tumba.

¡Prolatarixs y oprimidxs de todos los países, uníos!

Acciones de Documento