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Papel de la ICOR en la lucha contra la amenazante catástrofe ecológica global

Resolución de la 2a Conferencia Mundial de la ICOR

 

Desde 1970 se ha desarrollado una crisis ecológica global que constituye una destrucción acelerada de las bases naturales de la vida. Mientras tanto, el modo de producción imperialista empuja a la humanidad hacia una catástrofe ecológica global, con la cual están puestas en peligro las bases de vida de la humanidad en su conjunto. El supertifón Haiyan/Yolanda en las Filipinas, en noviembre, con una velocidad del viento hasta ahora única de 380 km/h, tanto como las inundaciones y supertormentas que irrumpen ya regularmente en muchas partes del mundo, así como el derretimiento acelerado de los glaciares y del hielo polar, señalan una nueva cualidad del avance hacia una catástrofe climática global. Las catástrofes ecológicas regionales, que son resultados de las extremas condiciones meteorológicas, se convirtieron en un fenómeno permanente.

La acumulación de basura en los océanos y continentes, la destrucción de las selvas tropicales y de la capa de ozono, la explotación arriesgada de gas natural, carbón, petróleo, uranio y de otras materias primas provocan graves daños en la biosfera y una creciente intoxicación crónica de las masas populares a nivel mundial. Un punto culminante de la contaminación nuclear es el súper GAU en Fukushima que aún continúa y donde cada día se vierten miles de litros de agua radiactiva al Pacífico. Estas llegaron a la costa occidental de los Estados Unidos y entran en las aguas subterráneas. El capital financiero internacional, en su afán de lucro y de poder sin límites, pone en peligro las condiciones de existencia de la humanidad con deliberada y despiadada irresponsabilidad.

El viejo movimiento ecologista ha contribuido de manera valiosa a elevar la conciencia ecológica de las masas. En vista de los nuevos desafíos se encuentra en decadencia y desorganiza la lucha contra los responsables principales porque se ha adaptado completamente a los sectores dominantes bajo la consigna del ecologismo imperialista sobre la "compatibilidad entre economía capitalista y ecología". Año tras año sus dirigentes constatan que las conferencias mundiales sobre el clima organizan una farsa para luego servir una y otra vez como vergonzosa hoja de parra para ellas. Depositar las esperanzas en la "sensatez" de los capitalistas, desarrollar actividades ficticias mediante peticiones así como ilusiones en el parlamentarismo burgués: todo esto conduce la necesaria lucha conjunta a un mortal callejón sin salida. Sabotean la amplia unidad de acción necesaria, como p. ej. con ocasión de los días internacionales del clima y de lucha por el medio ambiente. De igual manera como lo hace la burocracia sindical reformista en el movimiento obrero, ellos persiguen en el movimiento ecologista la separación entre la cuestión social y la cuestión del medio ambiente, y la división entre el movimiento obrero y el ecologista.

En esta situación hace falta que el movimiento ecologista tome una nueva orientación y se reconstruya a nivel internacional. Debe basarse en la resistencia activa por salvar el medio ambiente ante la economía de lucro. Debe estar abierto por un orden social sin explotación del ser humano y de la naturaleza. Aunque hubo un desplazamiento y menosprecio de la cuestión medioambiental en el movimiento revolucionario y obrero internacional que debe ser superado, son indiscutibles los excelentes ejemplos de una política medioambiental con perspectiva, dados por la Unión Soviética socialista y la China de Mao Zedong. No puede quedar más sin réplica la imputación de que los países socialistas hubieran violado aún más la cuestión del medio ambiente que los países capitalistas. Esta imputación se alimenta del hecho de que con el inicio de la restauración del capitalismo en los países ex-socialistas de la Unión Soviética y de la República Popular China, no sólo se reintrodujo la explotación de la fuerza de trabajo humana sino que también la destrucción del medio ambiente adoptó una dimensión espantosa. La política medioambiental de los países ex-socialistas bajo Stalin y Mao Zedong, en cambio, forma parte de las esenciales conquistas sostenibles del socialismo con las cuales este ya ha demostrado su superioridad frente al modo de producción capitalista.

Ya Carlos Marx y Federico Engels destacaron que la unidad entre el ser humano y la naturaleza es fundamental para el avance del desarrollo social.

La ICOR debe afrontar la tarea de abogar en sus propias filas y entre las masas por una conciencia nueva, más elevada, sobre la urgencia de la cuestión medioambiental y de su solución en unidad con la preparación y realización de la revolución socialista a nivel mundial. ¡Sin defender y desarrollar las doctrinas del marxismo-leninismo sobre la unidad fundamental entre el ser humano y la naturaleza, sin defender las conquistas socialistas en la política medioambiental, sin luchar por preservar las bases naturales de la vida, hoy día, ya no es posible preparar y realizar con éxito la revolución socialista internacional!

Hay que desarrollar el papel dirigente de la clase obrera en la lucha medioambiental y ayudar a las masas a superar el ecologismo pequeñoburgués y el anticomunismo moderno, a organizarse en autoorganizaciones y en los partidos revolucionarios, y participar en la construcción del frente internacional de resistencia. El trabajo de medio ambiente debe convertirse en un componente principal fijo del trabajo revolucionario de la ICOR. Con el crecimiento del movimiento ecologista a nivel mundial, se desarrolla también un potencial de fuerzas y aliados nuevos para la dura lucha por derrocar el imperialismo.

El movimiento obrero revolucionario tiene que desarrollar un programa de lucha por la protección del medio ambiente natural a nivel nacional e internacional. Mediante la resistencia activa, sin duda es posible resolver muchos casos concretos de la destrucción del medio ambiente y frenar la tendencia hacia la catástrofe ecológica.

Las masas no quieren hundirse en la barbarie y hacen resistencia – todas las organizaciones y los partidos revolucionarios y marxistas-leninistas deben tomar conciencia de que recién con la victoria del socialismo a nivel mundial se puede impedir la catástrofe ecológica capitalista.

En tal sociedad debe realizarse también un cambio de paradigmas en el modo de producción, de consumo y de vida, y la unidad entre el ser humano y la naturaleza debe convertirse en la línea directriz.

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