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Discurso de introducción de la Conferencia de Fundación de la ICOR

(presentado por Stefan Engel en nombre del International Preparatory Group, 6 de octubre de 2010)

Queridas y queridos camaradas:

En nombre del Grupo Preparatorio Internacional y en calidad de Coordinador Principal Provisional, en la fase inicial de este proceso de preparación, me permito darles una cordial bienvenida a la Conferencia de Fundación de la ICOR.

Nos hemos reunido aquí, para fundar una organización internacional para la cooperación y coordinación de la actividad práctica de partidos y organizaciones revolucionarios, la construcción de partido y la lucha de clases.

67 años después de la disolución de la Tercera Internacional, nos atrevemos a hacer el paso hacia una nueva organización internacional del proletariado revolucionario y de todas las masas oprimidas en lucha por su liberación. Esta iniciativa es necesaria, para desarrollar a niveles superiores la lucha contra el imperialismo mundial el cual con sus métodos neocoloniales, ha llevado al extremo la explotación y opresión de la gran mayoría de los países dependientes y oprimidos.

Por supuesto, no debe, ni puede tratarse del restablecimiento de la Comintern, la cual en aquel entonces se había formado alrededor del núcleo de la Unión Soviética socialista, como baluarte de la revolución proletaria mundial.

El objetivo es contribuir a la nueva formación del movimiento revolucionario y obrero internacional teniendo en cuenta las enseñanzas del pasado y las condiciones y tareas concretas del presente y futuro.

La coordinación más allá de las fronteras nacionales de la actividad de los partidos y organizaciones revolucionarios, debe estar relacionada con el objetivo de contribuir a superar su fragmentación y sus divergencias ideológico-políticas, apoyarse mutuamente en la lucha de clases en los diferentes países y transformarse en una fuerza que no se pueda desoír a nivel internacional.

Después de la división profunda del movimiento comunista internacional –a partir del XX Congreso del PCUS en 1956– el movimiento revolucionario y obrero internacional, tuvo que sufrir su más grave revés.

Partidos obreros revolucionarios anteriormente fuertes, han degenerado en partidos burgueses reformistas; una serie de organizaciones revolucionarias se han dividido y fragmentado terriblemente; el movimiento obrero revolucionario en varios países prácticamente se ha marginalizado y el anticomunismo reaccionario ha penetrado profundamente en las masas.

Ha pasado un largo tiempo, hasta que los firmes partidos y organizaciones revolucionarios nuevamente se esfuercen por buscar la cooperación en primer lugar, aclarar las divergencias de manera objetiva y acercarse mutuamente.

A partir de fines de los años 1980, esto se realizó primero en seminarios internacionales, conferencias y debates públicos.

Ahora, en el movimiento obrero internacional y revolucionario ha madurado la situación, para dar un paso importante hacia una duradera y organizada cooperación en la práctica.

La fundación de la ICOR debe transformarse en un hito para la unificación del movimiento revolucionario y obrero internacional.

El proceso de conocimiento positivo, sobre la necesidad de una cooperación internacional práctica de partidos y organizaciones revolucionarios, fue fomentado por el desarrollo objetivo.

En los años 1990, luego del derrumbe de la Unión Soviética y de la anterior COMECON, se realizó en la economía capitalista mundial, una nueva organización de la producción internacional, sobre la base de mercados liberalizados.

Sobre la base de la tendencia general de la producción capitalista a la internacionalización, un proceso de concentración transfronterizo como nunca antes, llevó la división capitalista del trabajo, a un nivel internacionalizado.

Eso produjo profundos cambios sociales en el marco del sistema imperialista mundial. Paulatinamente, la humanidad se ve confrontada con las amplias consecuencias de este desarrollo.

Las más graves consecuencias fueron las agresiones bélicas contra Afganistán e Irak, declaradas como "lucha contra el terrorismo internacional" y la crisis económica y financiera mundial en 2008, que busca su semejante en la historia del capitalismo, en lo que se refiere a su profundidad, dimensión y transcurso.

La internacionalización de los mercados, de la producción y del comercio trajo también cambios respectivos, en la lucha de liberación de la clase obrera y de las masas populares.

Aparte de la lucha de clases en el marco nacional, también es obvio que se ha establecido una tendencia hacia la lucha de clases internacional.

  • ¿Acaso no se manifestaron, el 15 de febrero de 2003, casi 19 millones de personas al mismo tiempo, en más de 660 ciudades del mundo contra la inminente agresión del imperialismo de EEUU contra el Irak?

  • ¿Acaso no se estableció en diciembre de 2009 en Copenhague, una resistencia activa, conectada internacionalmente en 100 países, para salvar el clima mundial y contra la destrucción despiadada del medio ambiente por los imperialistas y los monopolios?

  • ¿Acaso la huelga de los obreros portuarios que abarcó varios países, no estropeó en 2005 la ley europea para liberalizar los puertos?

  • ¿Acaso los países de América Latina no hicieron fracasar en una lucha conjunta, el plan de la zona de libre comercio sudamericana dominada por los EE.UU.?

  • Y ¿acaso las huelgas a nivel de los consorcios y más allá de las fronteras, no se han transformado en una realidad repetida en Europa desde 2004?

¿Hay otra manera de cómo las masas puedan defenderse contra las actividades internacionalmente coordinadas de los monopolios internacionales y los imperialistas, si no coordinando su lucha de clases más allá de las fronteras nacionales?

Con el estallido de la crisis económica y financiera mundial, en el año 2008, el mundo experimentó una gestión internacional de crisis, más allá de las fronteras nacionales, hasta ahora única, por parte de los 20 más grandes países industriales y de sus monopolios, los que producen en conjunto más del 90 por ciento del producto mundial bruto.

Con el fin de evitar un colapso del sistema financiero mundial, de amortiguar un derrumbe incontrolado de la economía mundial y sobre todo detener, en lo posible, disturbios sociales, como base de una efervescencia revolucionaria más allá de las fronteras nacionales, hasta ahora se gastaron nada menos que 24 billones de dólares a escala mundial y se saquearon rigurosamente los presupuestos nacionales de todos los países.

Naturalmente, la gestión internacional de crisis de los monopolios internacionales líderes y de los gobiernos imperialistas, sólo era de naturaleza temporal, hasta que fue sustituida otra vez por la implacable competencia mutua para sacar la propia ventaja.

Además, es un hecho definitivo que la gestión de crisis internacional agudiza considerablemente el peligro de bancarrotas estatales, lo que condujo a la crisis del euro a inicios de 2010.

Tal gestión de crisis gigantesca, tampoco se puede repetir a voluntad, pues no es posible echar a discreción las inmensas cargas de la crisis sobre las amplias masas, sin agudizar la desestabilización general del sistema imperialista mundial peligrosamente para las clases dominantes.

En todo el mundo, las protestas han adoptado el carácter de la lucha contra esta descarga sobre las espaldas de las masas.

Pero en muchos casos esto ocurre todavía de manera no coordinada, espontánea y dirigida en gran parte por los reformistas y oportunistas, y de esa manera, por supuesto, se les quita a las luchas la orientación hacia el cambio de la sociedad, se minimiza su éxito, o incluso se las lleva a la derrota.

En adelante, la creciente propensión a la crisis del sistema imperialista mundial, también va a hacer surgir y crecer una tendencia hacia una crisis revolucionaria.

Las amplias masas, la clase obrera, los campesinos, estudiantes y las mujeres, deben prepararse para esto en su lucha, en su pensar, sentir y actuar.

Para esto necesitan la unión internacional que los convierte en una fuerza invencible, en la lucha contra el imperialismo y por una sociedad socialista.

La unificación del potencial revolucionario en todo el mundo, es una necesidad objetiva, también para la lucha de clases en cada uno de los países.

¡Ya es hora de superar la fragmentación de las fuerzas revolucionarias y aunar las fuerzas para la lucha contra los imperialistas!

 

Queridas y queridos camaradas:

Por supuesto, la lucha de clases en cada país mantiene su prioridad.

Es la base política del internacionalismo proletario, puesto que el poder de los capitalistas y del imperialismo sigue siendo organizado a nivel de los Estados nacionales.

El imperialismo mundial, a pesar de todo su entrelazamiento y concentración internacional, no tiene un aparato de poder común.

Esa es su debilidad fundamental, que no puede superar en el marco del orden social capitalista.

Las fuerzas revolucionarias unidas tienen que saber utilizar las contradicciones interimperialistas para debilitar el sistema imperialista mundial y, al mismo tiempo, fortalecer sus propias fuerzas.

Sin embargo, sería ingenuo exigir que la clase obrera y las amplias masas de cada país, independientemente unos de los otros y sin unión internacional, deben acabar con la propia burguesía .

¿Acaso la estrategia y táctica de la lucha contra el "terrorismo" internacional, no es la plataforma común de los dominantes para derrotar rigurosamente y en lo posible conjuntamente cada amenaza de sus relaciones de poder, dondequiera que se produzca?

Con el concepto de la "política interior mundial", los imperialistas justifican su intromisión en las relaciones de todos los países de todo el mundo y de combatir si es necesario, los levantamientos revolucionarios con el uso de las armas.

Sería seguramente tomar el camino hacia la derrota si, en tal estratégica situación inicial, sólo se insistiera en la independencia de la lucha revolucionaria en los países respectivos, sin buscar al mismo tiempo la unión más allá de las fronteras.

¿Acaso Marx y Engels no vieron la causa de la derrota de la "Comuna de Paris" en el hecho de que el proletariado internacional no acudió en auxilio de sus hermanos de clase en París, con acciones revolucionarias en sus propios países y permitiendo así, por el contrario, que la burguesía lograra reorganizarse para la contrarrevolución finalmente superior?

¿Acaso no ha fracasado el avance de la revolución proletaria internacional después de la Revolución de Octubre de 1917? Y la contrarrevolución, ¿no pudo ahogar en sangre las diferentes insurrecciones y luchas revolucionarias, porque no habían madurado las condiciones subjetivas en los diversos países imperialistas –en primer lugar en Alemania–, a pesar de que había una crisis revolucionaria entre 1918 y 1923?

¡No debe repetirse una vez más que las fuerzas revolucionarias, las insurrecciones revolucionarias y los movimientos de liberación heroicos pueden ser ahogados debido a su aislamiento nacional, a la falta de la solidaridad internacional y una contrarrevolución internacional!

De esto se trata, cuando creamos la organización internacional para coordinar la actividad práctica de partidos y organizaciones revolucionarios:

¡Desarrollar aceleradamente los requisitos subjetivos para una lucha de liberación revolucionaria internacional, a fin de superar el imperialismo!

 

Queridas y queridos camaradas:

En agosto de 2007, 21 organizaciones decidieron en una resolución, crear una organización internacional de cooperación práctica de partidos y organizaciones revolucionarios.

Desde entonces, hemos incluido a un gran número de organizaciones en América, Asia, Africa y Europa a esta discusión, en un proceso sistemático y descentralizado de discusión.

Más de 70 organizaciones participaron de manera activa y constructiva y se ven, como parte integrante de este proceso de fundación, aunque no todas pueden estar presentes aquí.

Otras organizaciones participaron en la discusión, tomaron una opinión favorable, pero todavía no pueden decidirse finalmente a participar activamente en este proceso de creación de la organización internacional.

La ICOR debe estar abierta para la cooperación con otras uniones progresistas, democráticas y revolucionarias, y no debe cometer el error de verse unilateralmente en competencia con ellas.

Claro que tenemos que seguir vigilantes, frente a aquellas fuerzas que minan el camino revolucionario y se oponen a la unidad de las fuerzas revolucionarias del mundo cuando nosotros estamos emprendiendo hoy una forma superior y organizada del internacionalismo proletario.

Pero esto difiere mucho de la desconfianza con escepticismo y pedanterías sobre asuntos secundarios, que nos dividen innecesariamente y debilitan nuestra comunidad revolucionaria.

Eventos de trascendencia histórica mundial necesitan su tiempo de maduración:

  • Esto incluye un proceso de crear confianza entre las organizaciones que hasta ahora no han cooperado.

  • Esto incluye un proceso de la cooperación práctica de organizaciones muy diferentes, que luchan en condiciones muy diferentes en cada uno de los países.

  • Y, también, incluye un paciente intercambio ideológico-político, la discusión y unificación crítica y autocrítica sobre la base de acuerdo mutuo.

Sin embargo, hemos llegado a un punto donde podemos avanzar a la fundación de esta organización internacional, a fin de acelerar el proceso de su construcción, mejorarlo e impulsarlo también en una nueva calidad.

Era necesario, eliminar una serie de dudas, para llegar a este actual proceso de fundación.

Una de las dudas más importantes fue que diferentes organizaciones en el actual momento no se ven en condiciones para participar en actividades internacionales.

Aunque se debe tomar en serio esta objeción, es unilateral, a pesar de toda limitación material, ideológica o también financiera de diversas organizaciones, pues no toma en cuenta de que justamente la unión internacional trae un beneficio extraordinario para muchas organizaciones.

Ahora pueden recurrir a las ricas experiencias de otras organizaciones, hacer uso de apoyo material inmediato y de esta manera superar también aceleradamente la propia debilidad.

Otras dudas se referían a la cuestión de cómo se puede lograr tal unión, cuando todavía no se está unificado en todas las cuestiones ideológico-políticas esenciales.

A pesar de toda necesidad de lograr gradualmente la unificación ideológico-política, una práctica común, una lucha conjunta en algunas cuestiones esenciales, no depende de estar unidos en todas las cuestiones esenciales.

¿No es que todos nosotros disponemos en nuestra práctica revolucionaria de muy diversas experiencias en la política de unidad de acción y de frente único?

En las manifestaciones y acciones antifascistas, ¿preguntamos siempre a los diferentes participantes, cuáles son sus ideas ideológicas y políticas diferentes, antes de cooperar en la práctica?

No se podría hacer ninguna huelga en las fábricas si no lográramos luchar juntos para imponer las respectivas reivindicaciones económicas y políticas, colocando al mismo tiempo en un segundo plano las divergencias ideológicas y políticas.

Y viceversa, las experiencias enseñan que la práctica revolucionaria conjunta ayuda a superar las diferencias de opiniones ideológico-políticas.

La unidad y lucha de los contrarios es un principio dialéctico que debe ser dominado por cada revolucionario, si no quiere perderse en el autoaislamiento.

Las organizaciones participantes en el proceso de ICOR, a pesar de todas las divergencias en cuestiones ideológicas o en el análisis político y en cuestiones programáticas, sí tienen unidad en cuestiones básicas esenciales.

Existe unidad sobre la cuestión de que este sistema imperialista mundial es la raíz de los problemas no resueltos de la humanidad;

de que sólo la superación del sistema imperialista mundial, puede resolver los problemas de la humanidad.

Es la conclusión común de que esto debe realizarse por un camino revolucionario;

de que se deben derrocar los viejos poderes, reemplazar sus estructuras por las estructuras de la dictadura del proletariado y del poder popular.

Tenemos que determinar esta unidad fundamental en nuestros documentos, sin perder de vista, de que naturalmente existe todavía un cierto porcentaje de cuestiones no esclarecidas, divergencias ideológico-políticas, las que ahora debemos colocar en un segundo plano y sólo podemos aclararlas paso a paso, en el proceso ulterior de la construcción de la ICOR.

También tenemos que ver con organizaciones completamente distintas:

Con partidos revolucionarios maduros, experimentados durante décadas, con influencia de masas y experiencias en la lucha de clases revolucionaria.

Con partidos que tienen experiencias en el trabajo clandestino de los revolucionarios.

Con partidos grandes y pequeños.

Con partidos de los países anteriormente socialistas, que tienen experiencias con la degeneración de éstos y que bajo la condición de la restauración del capitalismo han experimentado que el revisionismo no sirve.

Con partidos nuevos, que han nacido sobre la base del conocimiento de que la lucha de clases revolucionaria no puede triunfar sin vanguardia revolucionaria.

Y, también, los partidos y las organizaciones revolucionarios se diferencian por las divergencias ideológico-políticas que pueden tener raíces particulares, ideológicas, históricas o socioeconómicas.

Es el respeto mutuo a las diferentes opiniones ideológico-políticas, las diferentes condiciones, requisitos, experiencias, pero también a la calidad del trabajo que tenemos que prestar, si queremos reunirnos a un nivel de igualdad, si queremos convertirnos en una fuerza internacional común.

Cooperar respetuosamente a un nivel de igualdad – sin tener un fuerte centro revolucionario, como lo era la Unión Soviética socialista en aquel entonces– esa es la única chance para una unión revolucionaria, con la cual se puede lograr convertirse en una fuerza superior al imperialismo.

Por supuesto, esto no puede lograrse sólo mediante un acto de fundación.

Este sólo puede incluir la señal para que otras organizaciones revolucionarias, se junten a esta importante causa común y conviertan en realidad la idea de la cooperación internacional organizada.

El proceso de la cooperación en algunas cuestiones esenciales, hasta la cooperación en todas las cuestiones esenciales es espinoso y largo; requiere de una gran confianza mutua y no debe ser subestimado.

También, será atacado por el enemigo de clase, el cual naturalmente controla las vías de comunicación y también de transporte internacionales, y sólo por este hecho, ya puede ejercer una influencia inmensa sobre nuestra cooperación.

Para cada reunión se deben pedir visas, cada comunicación debe tomar las vías controladas por los que están en el poder: el correo electrónico, la Internet o el teléfono.

La llamada lucha internacional contra el "terrorismo", sirve sobre todo para entorpecer el trabajo revolucionario.

Tampoco hay que subestimar los medios financieros y fuerzas organizativas limitados que impiden a muchas organizaciones, sobre todo de Africa, Latinoamérica o Asia, de participar en estos encuentros.

A pesar de todo hemos logrado preparar esta reunión de fundación para hoy y encontrarnos de hecho aquí.

Pero la parte principal de la construcción de ICOR todavía está por delante de nosotros.

Tenemos que unir a los muy diversos partidos y organizaciones revolucionarios sobre todo a nivel continental y regional, y organizar una verdadera cooperación práctica en la construcción de partido y en la lucha de clases.

Eso será la tarea principal de los comités de coordinación continentales y regionales, para lo cual se requieren camaradas calificados, mujeres y hombres, pero también la disposición y el espíritu solidario de todos los participantes, para darle vida a esta cooperación.

Seguramente no sólo vamos a tener éxitos, sino también vamos a sufrir derrotas, quizás aguantar también reveses y decepciones.

Eso yace en la naturaleza de la causa, en las correlaciones de fuerzas dadas.

Con nuestro entusiasmo revolucionario, nuestra convicción de principios y nuestra perseverancia inquebrantable, tenemos que superar los problemas en la cooperación paso a paso y apoyarnos en esto mutuamente.

Debemos desarrollar un nuevo sentimiento de comunidad.

Este es un nuevo nivel del internacionalismo proletario, donde uno no se siente sólo responsable de sí mismo, de la lucha de clases y la construcción de partido en el propio país, sino de igual manera también en Africa, América, Asia, Europa, Australia, en países que uno nunca ha visitado y sobre los cuales quizás sólo tiene poca idea.

Todo esto requiere un proceso de autotransformación de todos los participantes, en el cual debemos romper con viejas costumbres, sin caer en la falta de principios y en oportunismo o sectarismo.

También deberíamos deliberar juntos este proceso, evaluarlo y una y otra vez sacar conclusiones criticas y autocríticas.

Esto debe hacerse con una cultura de disputa proletaria.

Naturalmente, debido a la situación actual de los partidos y organizaciones con un desarrollo, que en total todavía es relativamente débil, no podemos desarrollar el trabajo internacional desmesuradamente, sin exigir demasiado de nuestras fuerzas.

Por eso, debemos dominar también el principio de la concentración de fuerzas y ampliar nuestros proyectos en un proceso gradual y sistemático.

Ya en esta Conferencia de Fundación es una necesidad de que nos concentremos en las discusiones y en la toma de acuerdos sobre los documentos de fundación, en el acto de la fundación y también a la puesta a disposición de los cuadros que son necesarios para las estructuras internacionales.

No es útil poner en el camino demasiadas resoluciones, las que todavía no podríamos cumplir con contenido en las condiciones actuales.

La separación entre teoría y práctica, es uno de los grandes vicios de los políticos pequeñoburgueses, los que con gusto producen muchos papeles y resoluciones pero no están en condiciones, de llevarlos a la práctica, ni aproximadamente.

¡Desde el principio no debemos permitir que se generalice este mal y debemos cumplir verdaderamente con lo que nos hemos propuesto!

Este principio debe guiarnos desde el comienzo.

De la unidad entre la palabra y la acción sale en todo caso la mayor fuerza de convencimiento.

La concentración de las fuerzas nos ayuda aquí para proponernos tareas realistas que luego queremos llevar a cabo con toda consecuencia, disciplina y fiabilidad.

Las perspectivas de la ICOR son buenas y su potencial es inagotable.

Ahora depende de llenar esta perspectiva con contenido.

Este deseo común debe animar el espíritu de esta Conferencia de Fundación.

¡Adelante con la ICOR!

¡Abajo el sistema imperialista mundial!

¡Adelante al socialismo!

Declaro la Conferencia de Fundación inaugurada.

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